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ROMANCE DEL DUERO
Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja; nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra y los álamos de magia pasas llevando en tus ondas palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados que preguntan por sus almas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras.
GERARDO DIEGO
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